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Declaración del derecho a la salud contra la violencia racial

Lloramos y nos solidarizamos con la familia y amigos de George Floyd, Breonna Taylor y otras víctimas de la violencia patrocinada por el estado, así como con los valientes manifestantes en esta lucha contra los asesinatos en masa cargados racialmente. Sus muertes trágicas son el resultado de una pandemia, una de violencia sistémica, brutal, contra BIPOC (negros e indígenas de color), sancionada por las leyes, políticas y prácticas de nuestro país.

 

Vemos la injusticia de los presupuestos policiales hinchados y militarizados y la falta simultánea de inversión en una respuesta equitativa de COVID-19. Vivimos en un país en el que todos nuestros sistemas, desde la vigilancia policial hasta el encarcelamiento, la atención médica y más, se esfuerzan no solo por devaluar a las personas negras, sino también por matarlas. Estas atrocidades son responsables de miles de muertes que afectan desproporcionadamente a las comunidades BIPOC.

 

Como organización comprometida con el derecho a la salud, reconocemos el racismo como una pandemia y una crisis de salud pública. Prometemos comprometernos con la responsabilidad actual de desmantelar el racismo: la enfermedad estructural y genocida diseñada intencionalmente para secuestrar la riqueza, el poder y la salud de los blancos, a expensas brutales del BIPOC. Prometemos aprender, comprender y aprovechar los diversos privilegios y posiciones que tenemos para la justicia y la equidad. Trabajaremos continuamente para ser antirracistas. Prometemos confrontar y trabajar para erradicar la realidad de que el racismo y la lucha contra la negrura viven dentro de nosotros y construir todos los sistemas que están separados. Continuaremos luchando por un mundo libre de violencia patrocinada por el estado y políticas irresponsables de salud global y doméstica que roben la vida de las mismas personas de quienes se tomó, y continúa siendo, la riqueza de los poderosos.

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